Así como las mareas suben y bajan de acuerdo a la fuerza que ejercen la luna y el sol sobre nuestro plante, los seres humanos nos vemos afectados por constantes cambios en nuestro estado de ánimo. Bajo la influencia de diferentes circunstancias, a veces estamos calmados y otras veces agitados. Uno de los contextos que suele afectar nuestro equilibrio emocional es la temporada de fin de año, en la que las fiestas de Navidad y de Año Nuevo son protagónicas. Más allá del calendario que usemos (gregoriano, maya, musulmán, judío, védico, chino, etc.) y de la fe que prediquemos, es inevitable que seamos afectados por la “fuerza gravitacional” del fin de año. Un ciclo se cierra y otro nuevo se abre. Los vínculos entre nosotros y la familia, los amigos, la pareja, el trabajo y el universo en pleno cobran especial interés, en un marco de celebraciones y eventos de diverso significado. Todo este escenario tiene un efecto particular en cada uno, dependiendo de cómo solamos ser, pero lo cierto es que en esa época solemos entrar en fases de desequilibrio emocional que no nos hacen sentir bien y rente a los cuales podemos requerir ayuda.
Hace más de ochenta años, el médico inglés Edward Bach, convencido de que el verdadero origen de nuestras dolencias se encontraba en el desequilibrio de nuestros estados emocionales, creó una manera natural, sencilla y sutil para ayudarnos a restablecer el bienestar emocional. Creó el sistema de autocuración que hoy conocemos como Flores de Bach, compuesto por 38 esencias naturales y un remedio de rescate (Rescue Remedy), que puede ser de gran utilidad para afrontar los vaivenes afectivos generados por la vorágine del final del año.
Así, a quienes la fiesta de Navidad, asociada al encuentro familiar, les recuerda con dolor ciertos episodios difíciles o pérdidas familiares, con la flor Star of Bethlehem pueden consolarse de ese sufrimiento y recuperar la tranquilidad. Si más bien los recuerdos familiares evocados se relacionan con la añoranza de momentos vividos que ya no volverán y que nos traen nostalgia, al tomar Honeysuckle se podrá disfrutar de los recuerdos sin dejar de gozar del presente. Y si esta celebración hace revivir problemas familiares irresueltos que llenan de amargura y resentimiento, Willow es una esencia que permitirá perdonar e invocar pensamientos positivos. Asimismo, Holly, o el acebo conocido también como la flor de la Navidad, podría ayudarnos a conectar con nuestro potencial de amor y a abrir nuestro corazón para acercarnos a los demás.
Si nos sentimos dominados por un impulso que nos lleva a comprar compulsivamente regalos, Cherry Plum es un remedio que permite recuperar la razón para no ceder a los excesos de un espíritu consumista que, luego, nos pueden llevar a sentirnos culpables por las consecuencias económicas.
Si fuera así, y la culpa comezara a apoderarse de uno, a tal grado que nos reprochamos por lo ocurrido, Pine es una flor que nos hará asumir de manera realista nuestra responsabilidad, sin tener que castigarnos. Pero, los excesos a fin de año no sólo están vinculados a la compra de regalos, sino también a las infinitas reuniones donde comemos y bebemos en abundancia, lo cual origina unos cuantos kilos de más y, a veces, crea en algunas personas malestar físico, vergüenza y hasta un rechazo de su imagen. Para ello, Crap Apple ayuda a apreciarnos y aceptarnos tal como somos, evitando obsesionarnos con el tema.
Otra característica de esta época es el gran despliegue de fuegos artificiales con sonidos, luces y colores que alegran el alma de mucha gente, pero que también asustan a muchas personas, especialmente a los niños y las mascotas. Para el temor y ansiedad frente a los fuertes ruidos, Mimulus es la esencia apropiada, ya que dará valor para afrontar dicha situación. Para estados de pánico y terror frente a estos estímulos pirotécnicos, Rock Rose es una flor adecuada, ya que otorga serenidad. También el Rescue Remedy es recomendable, pues siempre es una esencia muy efectiva si se trata de situaciones de estrés agudo.
Si nos sentimos desbordados entre los compromisos laborales y familiares, agobiados por las compras, los balances finales en el trabajo y el tráfico, entonces Elm es la flor indicada para restablecer la confianza de que seremos capaces de organizarnos para cumplir de acuerdo a nuestras posibilidades. Si es nuestra mente la que está perturbada por pensamientos recurrentes de nuestra lista de cosas pendientes, White Chestnut nos puede devolver un poco de paz mental. En caso se trate más de una sensación de cansancio mental y físico o de falta de energía luego de haber trabajado mucho durante el año, Olive ayuda a restaurar el vigor y la vitalidad.
Por último, si nuestros hijos están muy impacientes, contando las horas para que llegue la noche de Navidad, Impatiens puede aliviarles la espera e incrementarles la paciencia. O si, viven “soñando despiertos”, con la ensoñación de la Navidad y la ilusión de los regalos que traerá Papá Noel, y tienen dificultades para concentrarse en las últimas semanas de clases, Clematis les dará una cuota de atención y realidad para estar “aquí y ahora”, sin dejar de disfrutar de la fantasía y la magia navideña.
Estas son algunas Flores de Bach que nos ayudan a recuperar el equilibrio emocional, pero sin duda hay muchas otras que pueden ser necesarias dependiendo de cómo se manifiestan nuestros estados emocionales frente a este complejo y contradictorio escenario que vivimos, cíclicamente, cada fin de año.